Repercusión
  Martí en la pupila insomne
 

Exposición homenaje al aniversario 155 del natalicio del Apóstol

Por: Carina Pino-Santos • La Habana

Una vez más, este año en tributo al aniversario 155 del natalicio del más grande de los cubanos, el Apóstol José Martí se torna en motivo y espuela para la creación plástica.

Y ha sido un artista del lente, el documentalista y realizador Roberto Chile quien ha asumido esta dedicatoria desde las artes visuales y conformado una selección de 12 obras a las que acompaña la suya propia sobre el proceso creador de los hacedores de las propias imágenes que reúne la exhibición abierta con una impresionante afluencia de público en el Memorial José Martí el pasado 29 de enero.

Roberto Fabelo, José Gómez Fresquet (Frémez), Alexis Leyva (Kcho), Eduardo Roca (Choco), Alain Pino, Javier Guerra, José Villa, William Pérez, Jesús Lara, José Fúster, Jorge Luis Santos y Dausell Valdés asumen la imagen martiana, mas no precisamente como icono, retrato o representación convencional con motivo de la muestra colectiva Alas con puntas.

Martí, el más auténtico emblema de la nación y la nacionalidad cubanas revela siempre el inicio de un camino de búsquedas creativas —en cualquiera de los ámbitos de la creación cultural—, y también un punto de intersección en el que se refleja el devenir de las confluencias individuales y sociales de nuestra insularidad.

La selección de Chile no parece asociada a filiación generacional, a manifestación artística o estética específica. Se trata de artistas de muy diferentes promociones y modos de enfrentar la creación que han producido una obra dentro de su propio estilo o tendencia distintivos para el presente homenaje.

Para Martí, desde la ingenuidad y el dominio del mosaico, el Gaudí cubano en la cerámica, Fúster, entrega un banco de amor picassiano donde a modo de graffiti se halla la estrofa de los "Versos sencillos: Si ves un monte de espumas…" Fabelo, ahora desde la instalación, ha conformado su "Memorias de la isla" (2006) la silueta insular con viejas ollas, cazuelas, jarros, en una poética de arte povera significante de esa etapa de su producción y realizada con la economía del entorno cotidiano y doméstico, pero no por ello menos enjundiosa que su dibujo y acuarela. Javier Guerra ha entregado un Che de más de tres metros por metro y medio, dedicado a Korda; Kcho muestra una extensión más de su concepto isla navegante en la que incluye uno de los ladrillos-bote de su instalación y performance "Vive y deja vivir"; Alain Pino presenta "Perímetro", una elaboración conceptual sobre el significado de los límites; Choco, cubos con matrices xilográficas representativas de su obra del nuevo milenio; Frémez en la muestra con su cartel "Miss Liberty", diseño gráfico y manifestación en la que este Premio Nacional de Artes Plásticas 2005 fue relevante protagonista, la escultura aparece representada por José Villa.

La muestra es indistinta en temáticas y, por supuesto, no conforma selección antológica alguna, pero constituye una ofrenda que adquiere peculiar distinción con la obra de Roberto Chile “Para verte mejor” (2008), en la que el videasta realiza un original registro visual sobre la personalidad, proceso de producción de las obras y trayectoria de los artistas incluidos. Sus 12 videos monocanal que podían verse en su instalación con monitores y televisores (entre un minuto y tres de duración) son, sin duda, una de las mejores contribuciones artísticas sobre la plástica cubana actual desde el arte del video.

Los 12 videos del cineasta Roberto Chile son versiones con un alto filo creativo en las que se integran impecablemente música, edición e imagen para en su brevedad transmitir no solo un panorama sucinto de la obra toda del artista como ocurre con "En Cienfuegos me quedé" (José Manuel Villa), sino el proceso de producción de la pieza creada, en ocasiones, incluso, el video supera la obra del propio plástico a través de un montaje imprevisible, como sucede con "Hello Chaplin", en el que el Charlot de monte pintado por Dausell Valdés se integra al ritmo cinematográfico del arte del genio en La quimera del oro, ambos, el cubano pintor y el gran comediante coinciden en la pantalla, en una inusitada, humorística y muy fecunda recreación de la obra de Valdés ejecutada por Chile.

La versatilidad es el signo común de estos videos del realizador quien no deja de asombrarnos con su capacidad para hallar semejanzas desde donde dinamitar su juego de visualidades encontradas. Javier Guerra con boina, en medio de la naturaleza cubana dibuja el retrato del Che mientras la música de Carlos Puebla anima un parecido físico que intenta sostener una metonimia desde la mirada. Kcho es visto en su ejecución de Vive y deja vivir, mas con la banda de música rap original de Alexei, el performance de Kcho halla un acompañamiento de fuerte relieve acompañado por las imágenes filmadas de la realidad de esta nueva centuria que terminaron hasta el último con la montaña de sus botes ladrillos en la bellísima Plaza Vieja del siglo XVII. No podía faltar la cubanía modernista de un Fúster, ceramista cuya gracia y humor criollos se desgranan con autenticidad en el video de Chile durante un minuto cuarenta segundos al ritmo del Son de la loma y la banda sonora de Pancho Amat. Roberto Fabelo “canta” mientras dispone cacerolas viejas y ennegrecidas sobre la arena, “cazuelas que van creando melodía e ilusión”, ayudado por Kelvis Ochoa, uno de nuestros mejores soneros contemporáneos y así sucesivamente el realizador rebasa nuestras expectativas.

También en la sala, los artistas participaron en la improvisación de un pequeño mural que, asentado en el piso, dejaba la impronta de su estancia durante la inauguración de la muestra.

José Martí, quien vio al arte como “el modo más corto de llegar al triunfo de la verdad, y de ponerla a la vez, de manera que perdure y centellee, en las mentes y los corazones”, fue un amante de lo más válido de la producción artística que pudo apreciar en su tiempo. “¿Quién tiene ojos y no es pintor?” se preguntaba en uno de sus cuadernos, y en el Memorial que lleva su nombre los artistas parecen responderle desde su “pupila insomne” a inicios del siglo XXI a aquel que fuera uno de los cronistas de artes visuales más avezado y preclaro de su época.[1]

Nota
[1] Las frases citadas de José Martí son citas del estudio de Adelaida de Juan publicado por la Editorial Letras Cubanas con el título José Martí: imagen, crítica y mercado de arte, 1997 que tuve la posibilidad de trabajar como editora de esa institución.